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4 DE SEPTIEMBRE DE 1951
Entra en funcionamiento el cable coaxial transoceánico entre Estados Unidos y Europa

La entrada en servicio del primer cable coaxial permitió transmitir la señal de televisión entre continentes. Gracias a este invento las pérdidas propias de la transmisión de energía mediante cable, generalmente cobre, se reducen drásticamente debido al apantallamiento del hilo conductor.

El cable coaxial es el que utilizamos para conectar la televisión a la toma de antena de casa. También se utiliza en las redes urbanas de televisión por cable, y en los circuitos cerrados de televisión de los sistemas de video vigilancia. Antes de su aparición, la señal de televisión se bajaba desde la antena al receptor mediante un par de hilos paralelos y separados, lo cual era posible por las frecuencias VHF usadas en los primeros tiempos. Conforme los anchos de banda fueron siendo mayores para poder transmitir señales en color y mayor definición, las frecuencias tuvieron que incrementarse (UHF…), lo que implicaba mayores pérdidas en el cable de transmisión.

El cable coaxial fue inventado en 1880 por el ingeniero y matemático inglés Oliver Heaviside, quien patentó la invención y el diseño ese mismo año. AT&T estableció su primer sistema de transmisión coaxial intercontinental en 1940, pero no fue hasta 1951 cuando se aprovechan las características de este tipo de cable para la transmisión de señales de video y audio.

En la actualidad, los cables submarinos suelen transmitir datos mediante fibra óptica. No obstante, también existen cables submarinos destinados al transporte de energía eléctrica, normalmente entre islas, pues las distancias cubiertas suelen ser pequeñas; suelen ir insertados dentro de una tubería especial para evitar riesgos al contacto con el agua ya que maneja voltajes relativamente altos. Los cables submarinos de fibra óptica son la base de la red mundial de telecomunicaciones. El cable submarino se muestra como una solución robusta y eficaz por la resistencia ante inclemencias meteorológicas, menor latencia, y mayor ancho de banda que la comunicación por satélite, todo lo cual lo posiciona como una infraestructura más fiable y de mayor capacidad, una vez instalada y probada.

La comunicación vía satélite quedó relegada desde la década de 1990 a la transmisión de eventos deportivos, la comunicación en lugares remotos, y la navegación marítima o aeronáutica.

En lo relativo al servicio de telecomunicación los primeros cables estaban destinados al servicio telegráfico y formados por hilos de cobre recubiertos de un aislante. Ya en 1845 se realizaban en Portsmouth ensayos de cables submarinos, aunque no se conseguía la suficiente fiabilidad. La invención de un aislante resistente al agua denominado gutapercha, desarrollado en 1847 por el alemán Werner von Siemens, le permitió a la Submarine Telegraph Co. tender, en 1852, el primer cable submarino que unía el Reino Unido y Francia a través del Canal de la Mancha. Si bien fue cortado por unos pescadores al poco tiempo de instalado, este hito probó que el cable submarino funcionaba y desató una carrera sin freno por su desarrollo en el mundo.

Entre 1852 y 1854 se realizaron diferentes tendidos entre Irlanda y Escocia, entre Gales e Irlanda, entre Córcega y Cerdeña, entre Suecia y Dinamarca y varios otros tendidos pequeños (menos de 25 millas náuticas generalmente). Algunos funcionaron bien y otros no tanto, pero todos estos trabajos permitieron ganar experiencia sobre el tendido y la durabilidad de los materiales.

En 1855 se aprobó el proyecto para tender el primer cable transatlántico, que quedó fuera de servicio en poco tiempo. En 1865 se puso en marcha el segundo proyecto. Se empleó para ello el mayor barco existente en ese entonces, el Great Eastern. Este cable no llegó a funcionar hasta 1866 y unía Irlanda con Terranova. En 1868 se instaló finalmente un cable que atravesaba el océano Atlántico y conectaba Irlanda con Canadá. Este cable optimizaba enormemente la comunicación entre Estados Unidos y Gran Bretaña y reducía drásticamente el tiempo en que los mensajes podían llegar a su destino: de días (correo marítimo) a horas. Fueron el especialista estadounidense en telégrafos Cyrus West Field y el físico y matemático irlandés William Thomson, más tarde conocido como Lord Kelvin, quienes se aventuraron a instalar este cable en un contexto donde la idea de poder comunicarse a grandes distancias en poco tiempo era aún más importante que la luz eléctrica.

Manfredo Monforte Moreno

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