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28 DE ENERO DE 814
Muerte de Carlomagno, rey de los francos, de los lombardos y emperador de occidente

Carlos I el Grande o Carlomagno, fue hijo bastardo del rey de los francos Pipino el Breve (o Pipino III) y de Bertrada de Laon, y nieto de Carlos Martel. Hay dudas sobre el lugar ¿Herstal? y también sobre la fecha de su nacimiento, ¿742?, 747 o 748?

Carlomagno

En el año 768, una vez muerto Pipino, Carlos hereda el trono y amplios territorios que los completó con los territorios orientales del reino, concedidos a su hermano Carlomán con el que virreinó hasta la muerte de éste, en el año 771.

Los primeros años de su reinado fueron dedicados a la guerra acometiendo políticas expansionistas. Las inició con la conquista y anexión del reino lombardo (norte de Italia) en 774, mediante una alianza de los francos con el Papa de Roma Adriano I, que se veía amenazado por éstos, y posteriormente, tras dominar Italia, concentró sus energías en la conquista de Sajonia, entre los años 777 y 797.

Llegó así a gobernar el más importante reino de la Europa de su época, pero para mantenerlo hubo de luchar contra rebeliones o resistencias internas y para asegurar las fronteras contra enemigos exteriores. Entre estas últimas hay que destacar la guerra contra los ávaros, en la frontera oriental, que le llevó a dominar los actuales territorios de Hungría, Croacia y parte de Serbia.

También hizo un infructuoso intento de penetrar en España, malogrado por la derrota que le infligieron los vascones en la batalla de Roncesvalles, en el año 778 (que generaría el famoso cantar de gesta sobre Roland o Roldán) y que le sirvió para crear una Marca Hispánica, sometida al reino franco, que iba de Pamplona a Barcelona.

La extensión geográfica del reino de Carlomagno correspondía a la totalidad de lo que hoy son Francia, Suiza, Austria, Bélgica, Holanda y Luxemburgo y la mayor parte de Alemania, Italia, Hungría, la República Checa, Eslovaquia y Croacia, dominio territorial que planteó la idea de una restauración imperial, unida a la alianza que Carlomagno mantuvo con el Papado.

El día de Navidad del año 800, el Papa León III coronó a Carlomagno como Emperador de Occidente, dando comienzo a un nuevo imperio germánico, el Sacro Imperio Romano Germánico, que significaba un poder universal por encima de los príncipes de los distintos reinos, contrapartida temporal de la supremacía del Papa en lo espiritual. Esta alianza y complementariedad del emperador con el Papa daría lugar a una pugna por la supremacía entre ambos poderes, pugna que se prolongaría a lo largo de toda la Edad Media. El imperio carolingio supuso un enorme esfuerzo de organización político-administrativa ante el alto grado de violencia y anarquía que presidía la vida social de la época. Aunque no había una capital fija (la capital del imperio estaba donde se encontraba el emperador con su corte) la ciudad germánica de Aquisgrán, en la que erigió un gran palacio, cumplió esas funciones de manera casi permanente desde finales del siglo VIII. Desde allí, una Cancillería dirigía los asuntos tanto civiles como eclesiásticos. El control del territorio estaba en manos de los condes, salvo las marcas fronterizas que estaban organizadas militarmente, y unos enviados del emperador (missi dominici) supervisaban la administración en cada rincón del territorio.

Carlomagno destaca como administrador, merced a las numerosas reformas que se llevaron a cabo durante su reinado: económicas, gubernamentales, militares, culturales y eclesiásticas, convirtiéndose en el protagonista del «renacimiento carolingio».

Sin embargo, este impresionante legado y conglomerado territorial no sobrevivió mucho tiempo. El emperador había previsto que a su muerte, acontecida en Aquisgrán, el 28 de enero de 814, a los 72 años de edad (extraordinaria longevidad para la época), el imperio se repartiera entre sus tres hijos, según la costumbre germánica. Pero la muerte de dos de ellos retrasó la fragmentación hasta el fallecimiento del único sucesor superviviente, Ludovico Pío (Luis el Piadoso), que asimismo dividió el imperio entre sus tres hijos Lotario, Luis y Pipino que, tras múltiples y largas luchas fratricidas, llegaron a un acuerdo para el reparto por el Tratado de Verdún (843).

La dinastía carolingia siguió al frente del imperio, en términos más simbólicos que efectivos, hasta comienzos del siglo X, y en el trono de Francia, hasta 987.

Carlomagno es considerado el predecesor de la unidad europea, al ser el monarca que reunió bajo su mando un territorio tan extenso como el Imperio Romano, hasta su caída en 476.

José Emilio Roldán Pascual

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