Busque en el archivo de publicaciones o dentro de este sitio web
El 8 de junio de cada año desde 2009 se celebra el Día Mundial de los Océanos.
La Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 63/111 del 5 de diciembre de 2008, designó el 8 de junio como Día Mundial de los Océanos. Su objetivo es concienciar a la opinión pública de la importancia que tiene la conservación de los océanos como principal fuente de vida existente en el planeta Tierra. Los océanos, constituyen el hábitat natural de miles de especies de plantas y animales, son el pulmón que suministra el oxígeno que necesitamos, constituyen una inagotable fuente de alimentos, medicinas y recursos energéticos y proporcionan el medio para el desarrollo de una intensa actividad económica y comercial en todo el mundo.
La primera propuesta para llevar a cabo esta celebración data de 1992, cuando en la Cumbre de la Tierra celebrada en Rio de Janeiro se lanzó la idea de dedicar un día mundial a recordar el importante papel que desempeñan los océanos en el desarrollo de la vida y en qué medida tenemos la responsabilidad de cuidarlos y protegerlos.
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, acordados conseguir por 189 países miembros de las Naciones Unidas durante el periodo 2000/2015, en su objetivo nº 7.- Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, contemplan la preocupación por la conservación de los océanos y las especies que lo habitan.
El 25 de septiembre de 2015, con el Día Mundial de los Océanos ya establecido, y tras la revisión de los anteriores objetivos, la Asamblea General de la Naciones Unidas adopta la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, sustentada en 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, dentro de los cuales, el nº 14: Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos, da plena vigencia a la celebración del Día Mundial de los Océanos y ambos se alinean en conseguir unos mismos propósitos.
El océano impulsa los sistemas mundiales que hacen de la Tierra un lugar habitable para el ser humano. Nuestra lluvia, el agua potable, el tiempo, el clima, los litorales, gran parte de nuestra comida e incluso el oxígeno del aire que respiramos los proporciona y regula el mar.
Una gestión cuidadosa de este recurso mundial esencial es una característica clave de un futuro sostenible. No obstante, en la actualidad, existe un deterioro continuo de las aguas costeras debido a la contaminación y a la acidificación de los océanos que está teniendo un efecto adverso sobre el funcionamiento de los ecosistemas y la biodiversidad. Asimismo, también está teniendo un impacto perjudicial sobre las pesquerías de pequeña escala.
Proteger nuestros océanos debe seguir siendo una prioridad. La biodiversidad marina es vital para la salud de las personas y de nuestro planeta. Las áreas marinas protegidas se deben gestionar de manera efectiva, al igual que sus recursos, y se deben poner en marcha reglamentos que reduzcan la sobrepesca, la contaminación marina y la acidificación de los océanos. (https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/oceans/)
Jesús Manrique Braojos
