Busque en el archivo de publicaciones o dentro de este sitio web
Cádiz, 20 de noviembre de 2025
La conferencia, impartida por el general Agustín Rosety Fernández de Castro, cerró el ciclo organizado conjuntamente por la Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Artes y Letras y la Academia de las Ciencias y las Artes Militares. Este evento tuvo lugar el 20 de noviembre de 2025. En ella, se repasaron los aspectos políticos, diplomáticos y militares de la Guerra Anglo-Española de 1779-1783, destacando su influencia decisiva en la Independencia de los Estados Unidos de América.
Partiendo de los intereses de la Monarquía Española, que guían toda estrategia, se analizó el entorno geopolítico surgido de la Guerra de los Siete Años. Se examinaron las políticas y compromisos que llevaron a España a aliarse con Francia en el Tratado de Aranjuez. Esto permitió declarar la guerra a Gran Bretaña, sin reconocer a las Trece Colonias, para no perjudicar la implantación territorial española en las Indias.
España diseñó una doble estrategia: una directa contra Gran Bretaña y otra indirecta de apoyo a los rebeldes norteamericanos. Se sabía que estos aliados serían clave en el futuro. De esta forma, se equilibraron los riesgos y se maximizaron los beneficios territoriales.
Francia no solo buscaba el desquite por derrotas previas. También aspiraba a recuperar dominios en el San Lorenzo, África y la India. En contraste, se ha dicho que España tenía mucho que perder y poco que ganar, pero esto no es exacto. Las posiciones británicas en el Caribe y el Golfo de México estrangulaban el tráfico español y amenazaban puertos clave, como La Habana y Nueva Orleans.
Por ello, la estrategia española fue esencialmente marítima. Se priorizó el control de rutas y el debilitamiento del enemigo en el mar. Esta aproximación permitió maximizar el impacto con recursos limitados.
Las operaciones navales en el Atlántico, dirigidas por Luis de Córdova, fijaron la escuadra británica. Perturbaron gravemente sus comunicaciones marítimas e impidieron sostener el esfuerzo de guerra en América y la India. La captura del doble convoy fue una victoria clave, ya que –según Julian Corbett, que matizó a Mahan– «aún antes que ganar batallas, las fuerzas navales tienen el deber de luchar por las comunicaciones marítimas».
En el continente americano, Bernardo de Gálvez condujo operaciones magistrales por aproximación indirecta. Debilitó el dispositivo británico desde el bajo Misisipi hasta Mobile, Pensacola y las Bahamas. Estas acciones, con poco apoyo francés, eliminaron la presencia británica en el Golfo de México y la Florida occidental. Contribuyeron decisivamente a la victoria de Washington en Yorktown en 1781.
Este esfuerzo no habría sido posible sin el socorro de la escuadra de Solano. Esta navegó el Atlántico en inferioridad frente a la de Rodney. También brindó apoyo operacional y táctico a Gálvez en Pensacola.
En suma, el balance de la guerra fue muy favorable a España. Se alcanzaron objetivos en Europa y América, salvo Gibraltar y Jamaica. Quizás se hubiera logrado más si el mando francés de la Escuadra Combinada hubiera permitido a Córdova entablar combate con la furtiva escuadra británica. Esto ocurrió en la frustrada campaña de 1779, cuando los británicos actuaron en defensiva por primera y última vez.
La conferencia subrayó la importancia de la estrategia marítima en conflictos globales. Resaltó cómo las alianzas y la innovación naval definieron el éxito español en este periodo histórico.

