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5 de noviembre de 2025
El 5 de noviembre, el salón de actos de la Fundación Cajasol en Cádiz acogió la primera conferencia del segundo ciclo que la Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Artes y Letras (RAHA) y la Academia de las Ciencias y las Artes Militares organizaron este año para conmemorar el 250º aniversario de la participación decisiva de España en la Independencia de los Estados Unidos.
José María García León, académico de número de la RAHA, disertó sobre el papel de Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea (1719-1798), X Conde de Aranda, quien fue presidente del Consejo de Castilla y capitán general de Castilla, así como embajador y ministro plenipotenciario en París durante el periodo estudiado.
El conferenciante destacó la importancia del Conde de Aranda en París en los preparativos de la participación de España y Francia contra Inglaterra en apoyo a la independencia de las Trece Colonias. Su incorporación a la Embajada coincidió con el Boston tea party, inicio simbólico de la revolución contra la corona británica. Aunque Francia insistió en el apoyo directo a la revolución, España mostró reticencias, especialmente desde el Secretario de Estado, Conde de Floridablanca, rival de Aranda, que prefería posturas conciliatorias.
Tras la inesperada victoria norteamericana en Saratoga, Carlos III decidió enfrentarse a Inglaterra, reconociendo a los enviados de Washington en París y Burgos. Se buscaba debilitar la presencia inglesa en el Atlántico y recuperar territorios limítrofes a las colonias españolas en América del Norte.
Aranda mantuvo encuentros con Benjamín Franklin y promovió la ayuda económica del financiero Diego María de Gardoqui, que luego fue el primer embajador español en los Estados Unidos. Esta mediación facilitó el envío de dos millones de libras torneras, fundamentales para la causa norteamericana.
Tras la derrota inglesa y el Tratado de París de 1783, España recuperó Menorca, las dos Floridas y partes de Centroamérica, aunque no Gibraltar. En la negociación del tratado Aranda tuvo una especial relevancia.
En 1825, se publicó un Memorial atribuido a Aranda que supuestamente alertaba sobre el peligro estadounidense para los intereses españoles en América. También proponía la división de América Española en tres entidades territoriales bajo coronas españolas, con el Rey de España ostentando el título de Emperador. Una forma de prevenir, por cauces familiares y de conveniencia, lo que creía una emancipación no muy lejana.



