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26 DE OCTUBRE DE 1588
Hundimiento de la galeaza Girona de la Gran Armada
El 26 de octubre de 1588, la galeaza Girona, uno de los buques más imponentes de la Armada Invencible, se hundió frente a las costas del norte de Irlanda, poniendo un trágico colofón al fallido intento de invasión de Inglaterra ordenado por Felipe II.
Construida en Nápoles y con unas setecientas toneladas de desplazamiento, la Girona formaba parte del escuadrón napolitano. Tras los contratiempos sufridos en el canal de la Mancha y la orden de retirada, los buques de la Armada intentaron regresar a la península bordeando Escocia e Irlanda, acosados por temporales y por la escasez de víveres. La Girona logró refugiarse en Killybegs, en el condado de Donegal, donde se reparó de fortuna y acogió a numerosos supervivientes de otros naufragios. Entre ellos viajaban nobles, oficiales y caballeros de la Orden de Malta, que esperaban hallar en Escocia una ruta segura de retorno a España.
El 26 de octubre, la galeaza se hizo a la mar rumbo al norte, hacia Escocia, donde su comandante, don Alonso Martínez de Leiva, confiaba en encontrar refugio antes de emprender de nuevo el regreso a España. Sin embargo, fue sorprendida por un violento temporal del noroeste. Sobrecargada y dañada, perdió el gobierno y se estrelló contra los escollos de Lacada Point, cerca de Ballintoy, en el condado de Antrim. En cuestión de minutos, el navío se desintegró, y casi toda su tripulación pereció. De los más de mil trescientos hombres a bordo, apenas nueve sobrevivieron.

Durante siglos, el lugar permaneció olvidado, hasta que, en 1967, el arqueólogo Robert Sténuit localizó el pecio y recuperó miles de objetos —joyas, monedas, armas y emblemas de órdenes militares—, hoy conservados en el Museo del Ulster de Belfast. El naufragio de la Girona sigue siendo símbolo del valor y del infortunio de aquella empresa marítima que marcó la historia naval de España y de Europa.
Benigno González-Aller Gross