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21 DE JULIO DE 1921
Defensa de Igueribén

El 21 de julio de 1921, la posición de lgueribén, cercada por los moros en superioridad abrumadora, cae heroicamente antes de rendirse al enemigo. A la falta de agua, de víveres y de medicamentos, sucede la de municiones.

Ferrer-Dalmau, Augusto. Igueribén. Lámina

Esta posición había sido ocupada, el día 7 de junio de ese año, por tropas españolas del regimiento Ceriñola nº 42, al mando del comandante Francisco Mingo, una sección de ametralladoras, 9 hombres de la policía indígena y una batería perteneciente al regimiento Mixto de Artillería de Melilla, al mando del capitán Federico Paz Orduña. El 2 de julio releva al mando de la posición el comandante, también del mismo regimiento, Julio Benítez Benítez. Después de algunos ataques pasan tres semanas de calma, pero a partir del día 3 los ataques no cesan. El 17 de julio Abd el Krim inicia un fuerte ataque a la posición para tratar de acabar con ella. La noche del 19 de julio, tercer día del asedio, los rifeños llegan muy próximos a la entrada de la posición intimándoles a la rendición, a lo que los soldados respondían con un ¡Viva España!

Aunque desde Annual varios convoyes intentaron hacer llegar provisiones de agua y comida a los sitiados, en el último de ellos fue muerto el también capitán de Artillería Miguel Paz Orduña, hermano del que mandaba la batería. Dada la imposibilidad de poder recibirlos, por el asedio de los rifeños, se dio la orden de evacuación.

El general autoriza a pactar con los rifeños a lo que el comandante Benítez responde «los oficiales de Igueribén mueren, pero no se rinden». El comandante Benítez murió al frente de sus hombres, a los que nunca abandonó.

El 21, antes de caer la posición, un heliograma anuncia el fin de esta forma: «sólo quedan doce cargas de cañón, que empezaremos a disparar para rechazar el asalto. Contadlos y, al último disparo, fuego sobre nosotros; pues moros y españoles estaremos revueltos en la posición».  El capitán Federico de la Paz Orduña, forma a sus artilleros en aquellos cañones que no será posible salvar, y a la voz, pieza a pieza, hace los últimos disparos. Momentos después cae como un héroe con todos los suyos, a la entrada misma de la posición.

Al comandante de Infantería Julio Benítez Benítez le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando, a título póstumo, por Real Orden del 3 de enero de 1925. Posteriormente, por Real Orden de 13 de marzo de 1925, le fue concedida al capitán de Artillería Federico Paz Orduña. Los restos de ambos oficiales reposan en el Panteón de Héroes de Melilla.

Eduardo García-Menacho Osset

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