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La Sección Naval de la Laguna de Lanao, establecida en Marahui, estaba bajo el mando del teniente de navío de 1ª clase José David Sánchez de Ibargüen y Corbacho desde el 10 de abril de 1897. La integraban los cañoneros General Blanco, Lanao, Almonte y Corcuera, así como botes cañoneros, chalanas para el transporte y desembarco de tropas y otras embarcaciones menores. Se contaba con un pequeño arsenal para el mantenimiento.
Esos días, a primeros de diciembre de 1898, sabido ya los acontecimientos de París y del Tratado, se desencadenaron a mucha velocidad las comunicaciones para el triste Plan de Evacuación de la llamada Línea de Marahui y el más triste, aun si cabe, final de la Sección Naval de la Laguna de Lanao.
El día 6 de diciembre, se recibió en la Sección un importante escrito enviando las órdenes del Gobernador General en donde se decía que había resuelto «proceda V.E. a la evacuación del campamento de Marahui y línea militar. De acuerdo con el Jefe de la División Naval inutilizará la Escuadrilla del modo que juzgue oportuno…».
Se recibió también, del Estado Mayor de la Primera Brigada de Mindanao, un escrito que en realidad era todo el Plan de Evacuación y en él se marcaba que la señal o contraseña para iniciar la operación sería «Vapor España sale para Iloilo 12 noche» y que sería enviada, incluso, por vía heliográfica. También, en cuanto a la Sección Naval, se le decía que fuesen de noche trasladas «sin el menor apercibimiento» las embarcaciones al lugar elegido y que en ella se hundiesen también el mayor número de material aprovechable.
El 8 de diciembre de 1898, el teniente de navío de 1ª clase don José David Sánchez de Ibargüen Corbacho convocó una reunión de Oficiales y mandó levantar acta acerca de la forma de proceder para la destrucción de la Flotilla de la Laguna de Lanao. Se reunieron con él, el comandante del cañonero Lanao, teniente de navío don Joaquín Aguirre y Martín, del Almonte teniente de navío don Aquiles Vial y Pérez Bustillos, el del Corcuera alférez de navío don Ángel Pardo y Puzo, el del General Blanco alférez de navío don Alfredo Pardo y Pardo y el contador de la Sección, contador de fragata don Ángel Brandáriz y Millán.
Entre otras cosas se decidió que, con objeto llevar las embarcaciones al sitio conveniente para su desaparición, se encendieran únicamente las máquinas del Cañonero Almonte el que remolcaría en tres viajes a los otros cañoneros y chalanas, y debiendo de antemano pintar con sebo y albayalde las máquinas para prolongar en lo posible su conservación después de sumergidas.
El sitio para echar a pique todo el material flotante se acordó fuese el situado en el meridiano verdadero del Mompú frente a la ensenada de Marahui en profundidad superior a veinte metros.
Se dirigió escrito al Jefe de la División Naval del Sur para exponerle lo acordado en la Junta. Se le decía que para destruir los cañoneros se abrirían las válvulas de inundación y para las tres chalanas se harían huecos en la obra viva y de igual forma a los botes-cañoneros. Se hacía constar que se había «desistido de emplear el fuego como hubiera sido más eficaz a causa de haber … prevenido … de orden del General de la Brigada que el abandono debe tener lugar de noche y tratando de ocultar la maniobra a los moros…».
Se efectuó el hundimiento conforme lo establecido en el Plan el día 21 de diciembre de 1.898. El comandante del cañonero Corcuera, alférez de navío Pardo y Puzo relató así en su Hoja de Servicios lo acontecido ese triste día:
… El 21 [diciembre 1898] a las 4h de la madrugada remolcando la Chalana nº 1 y a remolque del Cañonero Almonte echó a pique el Cañonero de su mando por orden de la Superioridad, en 58 metros, (N-S) con Monte Mompu frente la ensenada de Marahui haciendo lo mismo con la chalana a unos 200 metros próximamente por la popa del Cañonero. A las 6 de la mañana se evacuó Marahui, llegando a Iligan a las 6 de la tarde.
Se hizo, pues, el abandono total de la Laguna de Lanao y de la Sección Naval y se marchó a Iligan. El día 22, el teniente de navío de 1ª clase José David Sánchez de Ibargüen, una vez llegados a Iligan, consideró, así lo pondría en su historial, había terminado el mando de la Sección Naval de la Laguna de Lanao.
José Mª Caravaca de Coca
