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La Segunda República española se proclama el día 14 de abril de 1931 tras la huida esa madrugada hacia el exilio del Rey Alfonso XIII y el fin de la monarquía española. La falta de apoyo del Ejército y de los partidos políticos al Monarca junto con el desgaste producido por el apoyo del Rey al golpe de estado del general Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923, ante la anarquía política y el desgobierno notorio del país, condujo a una situación inédita. Sin pasar por un referéndum constituyente la República se proclama ante la pasividad de la clase política y el Ejército.
Por casualidad, la guerra civil que se produjo tras la revolución rusa, es decir la revolución de la Internacional Comunista, terminó en junio de 1923, poco antes del inicio de la dictadura que finalizó en 1930. A partir de 1924 la influencia soviética se ve claramente en los movimientos anarquistas, movimientos sociales revolucionarios y en un socialismo de clase en España.
La república que nació con buenas intenciones fracasó en su intento de reforma agraria, intentó controlar, sin éxito, las convulsiones de la gran depresión de 1929, tuvo avances relevantes en la educación pública, pero no pudo controlar a los radicales y extremistas que desde el primer momento veían a esa república burguesa lejos de la república popular que pretendían. Un mes después se dio la bienvenida a la proclamación con incendios de iglesias, conventos, escuelas religiosas, bibliotecas completas, imágenes, patrimonio cultural destruido al volcar en la Iglesia la razón de todos los males de la clase obrera. Mal comienzo que no auguraba nada bueno. En 1932 un pronunciamiento militar sin consecuencias y en 1934 un intento de golpe de estado revolucionario promovido por la izquierda y controlado por la república dio paso en 1936 a un golpe de estado militar que fracasó dando pie a la guerra civil. 14 de abril de 1931 a 1 de abril de 1939, casi ocho años de intento fallido de establecer una Republica liberal y democrática en España.
